Orígenes del barrio, mercado, tenerías, mataderos y ropavejeros
El Barrio del Rastro se empezará a llamar así desde el finales del XV y principios del XVI, debido a que llegaron por esta época las tenerías y mataderos. Antes de esto, ya existían los ropavejeros, que se dedicaban a vender ropa en mal estado o muy usada a la altura de la actual Plaza de Cascorro, que antes era conocida esa zona como “el tapón del rastro”, debido a la aglomeración urbanística de la zona, y que no sería “despejada” hasta principios del siglo XX, para dar origen a la plaza antes mencionada.
Ya desde el siglo XVI, el Rastro y sus aledaños eran conocidos como “los barrios bajos”, pero no por su nivel económico, sino por la localización de sus viviendas, ya que estaban próximas a la ribera del Manzanares.
El primer matadero de la zona que se abrió fue en 1497, aunque es difícil de determinar donde se encontraba, ya que no tenemos ningún mapa de la época, y cuando nos llegó el de Mancelli, ya este matadero había sido desmantelado.
Aún así se especula sobre la posibilidad de encontrarse próximo al “tapón del Rastro”, ya que las aguas del arroyo que pasaba por la actual Ribera de Curtidores, antes llamada de Las Tenerías, eran aprovechadas por los curtidores de pieles y las propias tenerías.
Este primer matadero se tuvo que reparar hasta en 3 ocasiones por la mala calidad de los materiales de construcción con los que se había hecho y posteriormente se sustituyó por otro.
Este segundo matadero fue necesario por las medidas tomadas e impulsadas por Beatriz Galindo. Se estipulaba que los mataderos y tenerías debían de estar extramuros, debido a los olores indeseables, que nadie quería cerca de su vivienda. La fecha oficial de la construcción es de 1650, pero ya se tiene constancia de que realizaban sus actividades mucho antes, por lo que el asunto no queda muy claro.
Desde este momento, el matadero clave fue este que estaba situado en el llamado “Cerrillo del Rastro” donde se realizaban todas estas labores. Este segundo matadero se observa ya en los primeros mapas de la Villa y se encontraba en la actual Plaza del General Vara del Rey, junto con su fuente y el terreno desnivelado abruptamente.
Respecto a este segundo matadero, la teoría más probable, aunque con falta documental, sería que el observado en el plano de Texeira fue una reconstrucción de uno original que sustituyó al primero, ya que la diferencia de fechas es abismal.
Pero además podemos encontrar en la zona otro matadero, que se encontraba en la Puerta de Toledo, justamente donde una de las facultades de la Universidad Carlos III se encuentra, y que era un complejo mayor, aunque curiosamente de menor importancia. Desempeñaba tareas de degüello de carneros, cabras, vacas y otros animales.
Origen de la palabra “Rastro” y evolución histórica
Lo que seguro que muchos ya sabréis pero debo dejar claro es de donde viene la palabra “Rastro”. Se debe al rastro de sangre que dejaban los mataderos y las tenerías a lo largo de la Ribera de Curtidores y las calles aledañas, por lo que se denominó a la zona así de manera popular. La historia de la zona con los mataderos y el mercado callejero posterior fueron paralelas, por lo que se quedó con el nombre.
Por lo tanto podemos decir que el Rastro lleva casi 500 años realizando sus tareas comerciales, aunque empezaron de manera sutil.
Estos 2 mataderos que ya estaban en marcha en el siglo XVII resistieron hasta 1928, momento en el que se centralizó todo en el Matadero de Legazpi.
Desde el siglo XVIII empezaron a llegar los comercios que darían vida y forma al mercado. Ya estaban los ropavejeros, vendedores de zapatos, monturas, correajes, velas, candelas y cirios; pero se añadieron muchos otros. Llegaron las tahonas, vendedores de quincallas, herramientas y los vendedores de objetos robados.

Durante el XIX llegaron las almonedas, tiendas de compra y venta de muebles, chamarileros, prendas y alhajas, libros antiguos y anticuarios, además de que empezaron a organizarse los Bazares y Galerías que podemos ver aún hoy en día. Es justamente durante este siglo cuando se empiezan a organizar los mercados desmontables callejeros durante los domingos.
Hubo numerosos intentos de trasladas el mercado a otro lugar aunque nunca tuvo importancia. Sobrevivió al tiempo.

En 1905 se derribó el tapón del Rastro, dando lugar a la Plaza de Cascorro, que consiguió despejar una zona sobrecargada. No sería el único tapón eliminado de la ciudad, ya que en otros puntos ya se demolieron algunos.
Desde 1984, la regulación, impuestos e imposiciones del Ayuntamiento de Madrid ha conseguido que el Rastro se vea mermado y que poco a poco este perdiendo su aspecto más castizo. Veremos donde acaba todo esto…
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