El Metropolitano de Madrid cumple hoy, 17 de octubre de 2019, 100 años desde su inauguración. Durante los próximos meses voy a ir publicando diversos artículos sobre la historia del Metro de Madrid intentando difundir conocimiento sobre nuestro transporte más frecuentado.


El día 17 de octubre de 1919 el rey Alfonso XIII inaugura el tramo de Cuatro Caminos a Sol de la línea Norte-Sur, con una longitud de 3.497 metros y 8 estaciones, algunos de cuyos nombres difieren del primitivo proyecto: Cuatro Caminos, Ríos Rosas, Iglesia (inicialmente Martínez Campos), Chamberí, Bilbao, Tribunal (Hospicio), Gran Vía (Red de San Luis) y Sol.

En esta ocasión, hablamos sobre el día de su inauguración y cómo se recogía en el periódico «La Vanguardia» el día posterior, dictado por teléfono por su corresponsal en Madrid.

«Se ha verificado la inauguración oficial del metropolitano en la estación de los Cuatro Caminos.
En la Glorieta de Ruiz Jiménez, ante la entrada de la estación del metropolitano, fueron congregándose las personas que habían de esperar al soberano.
Con la Infanta Isabel, a quien acompañaba la señorita Margot Beltrán de Lis, con la duquesa de Talavera y con los infantes… y otras personas del elemento oficial y representantes de la empresa y numerosos invitados.
En el centro del andén se elevaba un altar.
Minutos antes de las tres y media llegó a la estación el rey, acompañado del marqués de la Torrecilla y de su ayudante el coronel Molina. S.M. vestía de chaqué. La banda de música del Asilo de la Paloma, colocada en la plaza, tocó la Marcha Real y el público prorrumpió en vivas y aplausos.
El Soberano, seguido de sus acompañantes, entró en la estación, examinando la entrada y despacho de billetes, y descendiendo luego al andén de la derecha, donde ya esperaba el obispo de Madrid-Alcalá revestido de pontifical.
Recorrieron las reales personas todo el andén, viendo los detalles de instalación, y felicitaron por lo bien hecho que está todo a los directores de la compañía.
Inmediatamente, obedeciendo a una orden del jefe de estación y conducido por uno de los ingenieros de la empresa, surgió del túnel el tren real todo iluminado. Se componía de dos coches, el motor y un remolque.
El momento tuvo cierta emoción. Resonó de pronto un ¡Viva España! Y luego un viva el rey, y ambos fueron enérgicamente contestados.
Parado el tren ante el altar, procedió el prelado a la bendición del convoy, de la línea y de la estación, haciéndolo en la forma acostumbrada. Acto seguido entraron en el tren los invitados.
Las reales personas subieron al coche motor. El señor Mendoza explicó al soberano el funcionamiento del coche y su distribución interior.
Minutos después la trompetilla del jefe de la estación anunció la partida. El Rey iba junto al conductor.
El tren se puso suavemente en marcha, adquiriendo en seguida velocidad y desapareció camino de la Puerta del Sol, entre los aplausos del público, que hacía votos porque esta nueva mejora de Madrid sea el comienzo de una serie de progresos para nuestra ciudad.
Con el viaje del tren regio desde los Cuatro Caminos a la Puerta del Sol, quedó inaugurada la línea.
Durante el mismo, el monarca fue constantemente hablando con los ingenieros señores Otamendi, Mendoza y Echarte, que daban a S.M. cuantas noticias y explicaciones demandaba.
El convoy que partió a las 15:45 aproximadamente, hizo el viaje a velocidad menor que la de ordinario ha de llevar el metropolitano. Sin embargo, el recorrido se hizo rápidamente.
Un curioso tuvo el capricho de ir cronometrando la marcha del convoy, obteniendo el resultado siguiente: Cuatro Caminos, Ríos Rosas, 40 segundos; Ríos Rosas, Glorieta de la Iglesia, un minuto 40 segundos; Glorieta de Chamberí, 25 segundos; Chamberí, Glorieta de Bilbao, 45 segundos; Bilbao, Tribunal, un minuto 30 segundos; Tribunal, Gran Vía, un minuto 25 segundos. Con pocos segundos más llegó el tren a la Puerta del Sol.
El Rey bajó en todos los andenes y los examinó, elogiando su instalación, como elogió también toda la construcción del túnel.
En todas las estaciones, ocupando el andén opuesto a la línea por donde circulaba el convoy, había numerosos invitados, en su mayoría señoras.
Al llegar el tren regio saludaban con entusiastas ovaciones y daban vivas a España, al Rey y a los Ingenieros.
Al llegar a la estación de la Puerta del Sol, el monarca, los infantes y todas las personas que le acompañaban, se apearon nuevamente de los coches, que iban completamente llenos.
Después de recorrer la estación, de mayores dimensiones que las otras, el Rey ascendió por la escalera hasta el primer descansillo. Allí se había colocado una lápida que estaba cubierta con una bandera española.
Sin ceremonia alguna Don Alfonso descorrió la bandera. La inscripción de la lápida dice así: SS.MM. los reyes Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia inauguraron la línea de Cuatro Caminos a la Puerta del Sol, el día 17 de octubre de 1919.»

Primeros días del servicio
El día 31 de octubre se abre al público el trayecto de la línea sin paradas intermedias. El precio, en una sola clase, era de 15 céntimos y el trayecto lo realiza un tren de dos coches en seis minutos. El primer día circularon más de 56.000 viajeros.

Al día siguiente, por efecto de un cortocircuito, se inutilizaron dos trenes que se encontraban en la Puerta del Sol y hubo necesidad de suspender la circulación hasta que a última hora quedó reparada la avería y restablecido el servicio.

«A las seis y media de la mañana del día 31 de octubre de 1919, empezó a funcionar el Metropolitano; el recorrido se hizo entre la Puerta del Sol y Cuatro Caminos sin paradas en las estaciones intermedias.
Desde antes de la hora anunciada había ya gente esperando deseosa de estrenar el Metro madrileño. Hubo público que trasnochó por no perderse el espectáculo, y a las seis y media la animación era extraordinaria, y la cola que formaba el público delante de las dos taquillas llegaba hasta la mitad de la calle de la Montera.
Los billetes se vendieron al precio único de 15 céntimos, y la recaudación se hizo en monedas de cobre, para evitar la tardanza del cambio.
Los trenes se sucedieron cada seis minutos, que era el empleado en hacer el recorrido. Cada uno estaba compuesto de dos coches capaces para 200 viajeros, y cómo han funcionado durante diez y nueve horas, y casi totalmente llenos, el número de viajeros fueron 56.220, lo que supone una recaudación de 8.433 pesetas. Hasta la una de la tarde, según comunicó el Director de la Compañía al Ministro de la Gobernación, se habían despachado más de 20.000 billetes.
El público quedó muy satisfecho de esta mejora tan necesaria, y el lluvioso y desapacible día inaugural, transcurrió en el mayor orden, sin aglomeraciones, como si los madrileños estuviesen familiarizados con este servicio.
Cuando los servicios estén normalizados, los trenes se sucederán cada tres minutos y se abrirán al público todas las estaciones.»
El 14 de noviembre se abren al público las estaciones de Iglesia y Bilbao, y el 18 se ponen en funcionamiento las de Ríos Rosas, Chamberí, Tribunal y Gran Vía.

Así, el Metro de Madrid empezó su aventura en este centenario que tendría por delante.
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