Cuando hablamos del origen del nombre de Madrid, más de uno se sorprenderá que procede de la abundancia de agua de la que gozaba la ciudad. Actualmente, tras una urbanización masiva y más de 1 milenio de historia, Madrid no parece ser un paraiso acuático, ni siquiera por su río, que recibe burlas constantes.
En Madrid podemos encontrar muchos tipos de fuentes, desde ornamentales hasta simplemente de servicio público. Pero la cantidad no es precisamente generosa.Ahora con el verano madrileño más de uno deseará refrescarse en una fuente. Pues bien, en 1864 los madrileños lo tenían mucho más fácil.
En 1856 ya llegó el Canal de Isabel II a Madrid y con él toda la riqueza acuífera que deseaban todos. 8 años después, Alfonso Begué realizó numerosas fotografías por Madrid capturando las fuentes de Madrid. Aquí podremos comprobar la cantidad que había, muy copiosa, y sus características. Muchas de ellas están en el mismo lugar y conservadas, y otras muchas, han desaparecido o han sido trasladadas a otro punto de la ciudad.

































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