Madrid Desaparecido: Los Pozos de la Nieve

Aunque nos pueda parecer muy lejano (obviamente) no siempre ha sido tan fácil conservar los alimentos, ni conseguir hielo para sus distintos usos. La comodidad que se nos plantea actualmente queda muy alejada de la realidad del Madrid de hace siglos. Hoy, hablamos de un lugar muy especial de Madrid, que desapareció debido a la evolución tecnológica humana y la falta de demanda, pero que conserva un especial cariño, los Pozos de la Nieve.

En la actual calle de Fuencarral podemos encontrar todo tipo de comercios, desde pequeños y tradicionales locales, hasta tiendas de multinacionales, pero quién diría que en los actuales números 90, 92 y 94, se encontraba un lugar tan especial.

Los Pozos de la Nieve ocupaba un espacio geográfico bastante considerable y se situaba entre las calles actuales Barceló, Mejía Lequerica, Sagasta y la glorieta de Bilbao.

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Nos tenemos que remontar a 1607 para ver como Pablo Xarquíes consiguió el monopolio de la distribución de la nieve en Madrid, fundando la Compañía de Abasto de Nieve. Este lugar era de vital importancia para todos aquellos que quisieran conservar sus alimentos y medicinas, idea que nos dejaron las comunidades árabe y judía. Pero no sólo era conservar, ya que surgío la necesidad de refrescar las bebidas mediante el uso de hielo, algo básico hoy en día, pero que en aquel momento podría ser difícil de conseguir.

Pablo Xarquíes además estableció la Casa Arbitrio de la Nieve y Hielos del Reino, que entre diversas tareas tenía que abastecer al rey y a los ciudadanos a través de varios puestos que estaban establecidos por toda la ciudad.

Pozos de la nieve..jpg

La fama que llegó a alcanzar Xarquíes le llevó a ser representado en obras como las de Quevedo, donde decía:

«De cuyas manos Xarquíes llena de nieve sus pozos»

El negocio de los pozos consistiría basicamente en aprovechar las aguas de arroyos, fuentes, crear bolsas (depósitos o pozos), almacenar en ellos los hielos y nieve y finalmente establecer su venta.A cambio de todo esto, se entregaría a la Corona el quinto de la alcabala o millón y medio de maravedíes. Corona, empresario, municipio y consumidores quedaban todos plenamente satisfechos.

El funcionamiento de los pozos era el siguiente. Primero se trasladaba la nieve desde la sierra hasta las instalaciones de Xarquíes en Madrid. Este traslado se hacía mediante acémilas y asnos que transportaban la nieve y el hielo hasta las estructuras de almacenamiento y normalmente lo hacían siguiendo una única vía o ruta, siendo esta la que seguía desde el puerto de la Morcuera hasta Soto del Real, desviándose después hacia Madrid. Actualmente este camino se puede apreciar todavía, conocido como el sendero PR-12.

Una vez llegaba la mercancía había que conservar la nieve en dichos pozos. Mediante estos pozos (construcciones subterraneas donde se guardaba y conservaba durante todo el año la nieve/hielo) se conseguía este objetivo. El lugar tenía mucha relevancia como ya hemos comentado, pero lo mejor es comprobar como en el Plano de Texeira había un portillo dedicado a dicho lugar. Este portillo estaba junto  los pozos y se llamaba «Puerta de los Pozos de la Nieve» como no podía ser de otra manera.

En este lugar se llegarón a establecer hasta 6 pozos y varias charcas, todos con sus mecanismos hidraúlicos que permitían congelar el agua de manera natural.

En el Plano de Texeira podemos apreciar un edificio alargado con 6 pozos independientes, aislados mediante tabiques y sin ventilación para conservar el frío. El terreno estaba vallado junto con las dependencias auxiliares y un solar en su parte superior.

Posteriormente, en 1627, los herederos de Xarquíes comprarían una propiedad de 3 fanegas, que se encontraban en el Real Sitio de la Casa de Campo, junto con los estanques del Niño y el Grande, y la érmita del Ángel. Aquí establecieron 2 nuevos pozos, que sus beneficiarios consiguieron mantener arrendados durante mucho tiempo a la Corona. También tenían al lado un edificio donde se guardaban las herramientas para operarios.

Para la distribución de la nieve y hielo se recurría a establecimientos por toda la ciudad, como hemos mencionado. En un principio sólo había 2, uno en la Puerta del Sol y otro en Herradores. La demanda se incrementó y se establecieron otros 4 en invierno: el citado de la Puerta del Sol más el de la plaza de la Villa, Puerta Cerrada y cuesta de Santo Domingo, a los que se añadían en la época estival los de la carrera de San Jerónimo, la Plazuela de Matute, Puerta de Moros, el citado de Herradores y el postigo de San Martín. El número siguió en aumento hasta llegar a un máximo de 12 en el año 1645.

En el siglo XVIII esta compañía quebró aunque algunos de los pozos siguió funcionando hasta mediados del siglo XIX. En el lugar donde se encontraban los Pozos de Fuencarral se levantaron una serie de edificios, que dificulta la imaginación de los madrileños para recordar esta construcción tan especial.


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