Madrid Desaparecido: Teatro Kursaal y Frontón de Ciudad Lineal

A principios del siglo xx, la decadencia de los frontones industriales en España contrastaba con la creciente expansión del deporte vasco en toda América, incluso en la gran metropoli de Nueva York, donde existia un club de pelota en el barrio de Brooklyn. Allí se construyó en 1902 un enorme local en la Octava Avenida de Manhattan, frente a Central Park.

En Madrid, desaparecida casi por completo la programación de partidos entre pelotaris profesionales, la afición se mantuvo viva en el ámbito aficionado, donde se intentaba que el juego se desarrollara en un ambiente honesto y respetuoso, sin apuestas ni escándalos. Ese fue, por ejemplo, el espíritu del Frontón de la Ciudad Lineal, construido en el corazón del gran proyecto urbanistico de Arturo Soria.


El frontón formaba parte del Parque de Diversiones, un recinto recreativo que incluía además un magnifico teatro, un restaurante y varias atracciones, todo ello gestionado por la Sociedad de Espectaculos de Ciudad Lineal. El parque se construyó en el solar de la manzana 89 de la Ciudad Lineal, entre las calles Emilio Vargas y General Topete.

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El Fronton de la Ciudad Lineal tenia unas condiciones estupendas para el juego y para el público asistente, pero en 1912, una vez que el antiguo teatro cubierto del Parque de Diversiones fue transformado en casino, se decidió utilizar el recinto deportivo como teatro de verano, por su gran capacidad, lo que permitió contar con un aforo para 3600 espectadores.

Desde hacia unos años, se ofrecían en el frontón espectáculos de varietés en un pequeño escenario que se montaba de espaldas al muro del frontón, con sillas en la cancha para los asistentes, pero ahora el escenario principal se situó en el centro de la pared lateral del frontón de modo que la embocadura quedara frente al amplio graderio de dos pisos, en los que se habilitaron elegantes y cómodos palcos.

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Asi describia la revista La Ciudad Lineal el nuevo auditorio, bautizado como Teatro Kursaal:

La embocadura se halla decorada con sencillez y exquisito gusto, con trabajos en escayola hechos por el conocido escultor D. Enrique Carrera, hallándose rematada en la parte superior por un lindo grupo escultórico en el centro y por dos jarrones decorativos a los lados. El escenario tiene un proscenio muy saliente, tan bien entendido para desahogo de las representaciones y para la vista del público, que permite que el espectáculo pueda verse admirablemente desde cualquier parte del frontón, aun siendo este tan grande como es. Las localidades del teatro son muchas, todas ellas muy cómodas. Hay seis filas dobles de sillas de cancha al frente y seis filas sencillas laterales, con sillas muy elegantes y cómodas de madera y hierro traidas de Alemania. Hay cuatro filas de butacas de rejilla, de unos 68 asientos cada fila. En la cancha, a derecha del escenario, hay un gran paseo para presenciar el espectáculo de pie. A la izquierda están las que se llaman localidades de bar, mesas y sillas desde las que el público puede ver el espectáculo tomando bebidas y refrescos. Al fondo de las butacas de rejilla está la gran graderia, todo a lo largo del frontón, con localidades baratas, capaz para 553 personas. Y como localidades lujo, dos pisos de palcos. El primer piso con 19 palcos, cada uno de ellos con seis asientos y un gran palco corrido para asientos independientes, y capaz para 100 personas. El piso segundo forma una fresquísima y deliciosa azotea y tiene nueve grandes palcos, cada uno de los cuales corresponde a dos del piso principal, separados por caprichosos biombos y adornados con plantas de lujo y muy hermosa iluminación de luces eléctricas en farolillos a la veneciana. Estos palcos, con mesas y sillas, muy a propósito para grupos de amigos, se han visto muy concurridos de publico distinguido por la comodidad que ofrecen de presenciar el espectáculo teatral y cenar al mismo tiempo. Al efecto, un teléfono especial pone en comunicación esta azotea con el restaurante, a fin de que el servicio de cenas y refrescos se haga con la mayor rapidez gracias al aparato montacargas que hay en el frontón.

El teatro instalado en el Frontón de Ciudad Lineal programó en años siguientes obras dramáticas, comedias, zarzuelas, números de varietés e incluso encuentros de lucha grecorromana, hasta que en 1932 se cerró el Parque de Diversiones de la Ciudad Lineal y el recinto fue adquirido por la compañía cinematográfica CEA (Cinematografia Española Americana), que instaló allí sus estudios.


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