Este barrio de forma triangular, estaba integrado por tan sólo veintiuna casas repartidas en cinco manzanas. Tenía dos calles, un pasaje y una diminuta plaza con un árbol en el centro.
Su situación en el espacio triangular comprendido entre las calles de Princesa, Alberto Aguilera y Serrano Jover era envidiable en la actualidad, no así cuando se construyó pues estaba fuera de la puerta de San Bernardino.

En 1863 Ángel Pozas comenzó su construcción quien además dio nombre al barrio y a sus calles (lugares de Cantabria de donde procedían él y su familia).
El barrio conservó su aspecto tradicional, con su mercado y su escuela en la pequeña plaza, hasta su derribo en 1972. En su lugar se alza el edificio del Corte Inglés.

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En el barrio de Pozas vivía mi abuelo, ya mayor y una tía mía. Yo nací en el 40 así que conocí la casa de mi abuelo y el barrio perfectamente, hasta que lo derribaron, ya con mi abuelo fallecido.. La casa tenía 2 alturas y mi abuelo vivía en la primera planta. Allí celebraba sus cumpleaños y mis primos y yo jugábamos por allí. Eran los años 50. El retrete era turco, un pequeño habitáculo de apenas 1 metro cuadrado, con una puerta de madera, situado en la cocina, como acostumbraban en la época. Por supuesto no había bañera, lavabo, etc, como muchos de los edificios del barrio de Salamanca, de «ricos» donde nací, en D. Ramón de la Cruz esquina a Conde de Peñalver (antesTorrijos). Uno se aseaba en la pila de fregar los platos. La casa de mi abuelo estaba apuntalada con andamiajes de madera. La escalera de madera muy deteriorada, las baldosas del piso sueltas. Hacían ruido al andar. Era un edificio en ruina evidente. El resto de los edificios colindantes estaban en un estado parecido. Es posible que hubiera edificios en mejor estado de conservación, pero el de mi abuelo seguro que no. Por los comentarios creo que hay gente que habla de las cosas sin haberlas conocido, sublimando recuerdos de otros. Por supuesto no estoy a favor de que lo tiraran, ni del Corte Ingles, pero en los relatos debe primar la sinceridad y el conocimiento.
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Una pena que se perdiese este curioso barrio. Gracias por comentar.
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