Cuando Carlos III llegó a Madrid, dejó en Nápoles el Real Laboratorio delle Pietre Dure, que había fundado allí con la colaboración de artesanos florentinos. En su lugar, decidió establecer en la capital española una nueva fábrica dedicada a la elaboración de mosaicos y piedras duras.
Un documento conservado en el Archivo de Simancas registra que «Domingo Stequi y Francisco Poggetti, maestros en el arte de trabajar piedras duras, llegaron desde Florencia el 9 de octubre de 1761». Pocos meses después, el 19 de febrero de 1762, se liquidaron en Madrid los gastos del viaje de estos artesanos. En junio de ese mismo año, se sufragaron los costos de las obras y el equipamiento necesarios para organizar la nueva manufactura, que se ubicó cerca de la Fábrica de Porcelana del Buen Retiro. Además, un memorándum firmado por Luis (o Luigi) Poggetti, hijo de Francisco, confirma que comenzó a trabajar en el laboratorio madrileño en 1762, afirmación que ratificó en escritos posteriores de 1794 y 1798. Luis Poggetti había llegado a España junto a su padre y Stecchi.
Para 1763, la manufactura parecía estar en funcionamiento, aunque en 1764 solo contaba con cinco trabajadores bajo la dirección de Stecchi y Poggetti. Los materiales necesarios provenían de distintas fuentes, y el propio rey se involucraba en su obtención. Por ejemplo, en 1761, antes de la llegada de los artesanos florentinos, Carlos III examinó una piedra hallada cerca de Sevilla que se creía jaspe. En 1763 se adquirieron en Londres unos diamantes para uso técnico en el laboratorio. A partir de ese momento, se intentó obtener las piedras dentro del territorio español, aunque no siempre con éxito. En 1767, llegaron desde Florencia diecinueve cajones llenos de piedras duras, enviados por Horacio Rabuyati, un probable pariente de los Rabbuiati, famosos artesanos florentinos. Entre 1770 y 1772, Stecchi realizó varios viajes por Córdoba, Granada, Sevilla, San Ildefonso, Cataluña y Aragón en busca de materiales, y en 1775 llegaron más piedras de Córdoba y Granada.


Sin embargo, no todo provenía de España. Algunos documentos indican que el esmeril se importaba de Livorno, Florencia e incluso Esmirna, mientras que la pizarra llegaba de Génova. La calidad de los materiales obtenidos en España complació al rey, quien en 1774 envió a París una tabla con muestras de mármoles españoles raros, que actualmente se conserva en la Galerie Minéralogique del Jardín des Plantes. La inscripción de la pieza dice: «Collection des Marbres d’Espágne. Envoyée en 1774 par le Roy d’Espágne».
El reglamento salarial de 1784 revela que Stecchi y Poggetti seguían al frente del taller, dirigiendo a numerosos artesanos. Domenico Stecchi falleció el 11 de agosto de 1785, y poco después, el 17 de enero de 1786, Luis Poggetti asumió su puesto. Francesco Poggetti, su padre, murió en 1794, lo que llevó a la eliminación del cargo de segundo director. Durante estos años, la administración del laboratorio estuvo a cargo de otros dos italianos, Juan Tomás y Domingo Bonicelli, padre e hijo, quienes también gestionaban la cercana Fábrica de Porcelana. Tras la muerte de Domingo en 1797, la intendencia pasó a Cristóbal Torrijo.
El rey Carlos III también impulsó la creación de diversas manufacturas reales, entre ellas la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro en 1759, la Real Fábrica de Platería Martínez en 1778 y la Real Fábrica de Relojes en 1788.
En 1808, poco antes del cierre del laboratorio debido a las guerras napoleónicas, la manufactura contaba con treinta y cinco trabajadores y seguía bajo la dirección de Luis Poggetti. Desgraciadamente tras la guerra no se continuaron las actividades del Real Laboratorio de Piedras Duras.
¿Te ha gustado el artículo?
Introduce tu correo electrónico para recibir semanalmente las novedades 😺
Realiza una donación para apoyar el proyecto de Gato por Madrid
Elige una cantidad
O introduce una cantidad concreta
Hola, me llamo Adrián. Soy el creador de Gato por Madrid. Desde julio de 2016 comparto contenido histórico sobre Madrid y me gustaría continuar con ello. El proyecto siempre será gratis, pero lo cierto es que cuesta dinero y tiempo mantener vivo el proyecto, por lo que si te gusta lo que hago y piensas que sirve de utilidad lo que cuento, te animo a que me apoyes realizando una donación, por pequeña que sea, para que este gato pueda seguir contándote historias.
Dona