En 1634 se construyó el Palacio del Buen Retiro para el disfrute del rey Felipe IV. Las obras habían comenzado tres años antes y se utilizaron materiales de baja calidad, lo que dio al edificio un aspecto exterior bastante pobre. Los madrileños se opusieron a su construcción porque se impuso un impuesto sobre la carne y el vino para financiarla. Alrededor de 1500 hombres trabajaron en la edificación día y noche, incluidos los domingos. Al finalizar la construcción, el complejo contaba con 20 edificios, 5 plazas, 6 estanques, 8 ermitas y amplios jardines con ríos, fuentes y estatuas, entre ellas la estatua ecuestre de Felipe IV que hoy en día se puede ver en la Plaza de Oriente.

El origen de este palacio se remonta al reinado de Felipe II, quien tenía un Cuarto Real de San Jerónimo adosado a la iglesia de los Jerónimos, desde donde podía asistir a los oficios religiosos a través de una ventana que daba al altar mayor. Este Cuarto Real servía como lugar de retiro para el rey durante lutos, Cuaresma, Semana Santa y penitencias, o cuando recibía a personalidades en la Corte. El Palacio del Buen Retiro se construyó por iniciativa del conde-duque de Olivares para el rey, cambiando el nombre de Cuarto Real a Palacio del Buen Retiro, manteniendo su función original de retiro y añadiendo el sentido de descanso y ocio.
Durante la Guerra de la Independencia, los franceses ocuparon el palacio y sus dependencias. Del palacio solo sobrevivieron el antiguo Salón de Reinos (hoy Museo del Ejército, hasta que finalice su traslado a Toledo) y el Casón del Buen Retiro, que era el salón de baile y que en 2008 se destinó a Centro de Estudios del Museo del Prado.

Después de la guerra, el estado del palacio era desolador, con ruinas visibles y una posible reconstrucción demasiado costosa. Fernando VII usaba el parque para pasear y se edificaron entonces la Casita del Pescador, que servía como gabinete de reposo y pescadero; la Montaña Artificial, construida para cubrir una noria (que se hundió poco después) con una bóveda, y un tragaluz en la cima que hacía de mirador; y la Casa de Fieras. En 1868, el Retiro se abrió al público, dejó de ser propiedad real y pasó a pertenecer al pueblo de Madrid.
¿Te ha gustado el artículo?
Introduce tu correo electrónico para recibir semanalmente las novedades 😺
Realiza una donación para apoyar el proyecto de Gato por Madrid
Elige una cantidad
O introduce una cantidad concreta
Hola, me llamo Adrián. Soy el creador de Gato por Madrid. Desde julio de 2016 comparto contenido histórico sobre Madrid y me gustaría continuar con ello. El proyecto siempre será gratis, pero lo cierto es que cuesta dinero y tiempo mantener vivo el proyecto, por lo que si te gusta lo que hago y piensas que sirve de utilidad lo que cuento, te animo a que me apoyes realizando una donación, por pequeña que sea, para que este gato pueda seguir contándote historias.
Dona