En la pradera de San Isidro encontramos un agradable entorno que es popularmente conocido por sus fiestas pero que históricamente ha sido objeto de numerosas leyendas y mitos cristianos. La ermita es importante pero aún más lo es la fuente, que ha sido protagonista de estas leyendas de manera directa o indirecta.
La primera leyenda cuenta cómo estando San Isidro labrando las tierras de Iván de Vargas, recibió súbitamente la visita de su amo. Este se lamentaba de una tremenda sed que tenía, momento en el que Isidro decidió golpear una roca cercana en la que se leía: «Cuando Dios quería, aquí agua había». Tras el golpe se abrió una pequeña hendidura y empezó a manar agua, momento que aprovechó el señor Vargas para saciar su sed. Este es el origen legendario de la famosa fuente de San Isidro, que año tras año sigue recibiendo la visita de miles de madrileños cada 15 de mayo ávidos de la milagrosa agua.
Curiosamente el carácter milagroso no lo obtuvo hasta tiempos de Felipe II, que siendo niño se curó de una grave enfermedad tras beber el agua de esta fuente. Otra leyenda que incrementa la fama de esta fuente cuenta cómo en 1575 dejó de salir agua ya que los moriscos comerciaban con ella, volviendo a salir tras la prohibición de su venta.
Todavía se sigue escuchando a los visitantes, que portan botellas vacías para ser rellenadas en la fuente, cantando:
«San Isidro hermoso,
patrón de Madrid,
que al agua de un risco,
la hiciste salir»
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