Los leyenda de los marqueses del Palacio de Linares

El palacio de Linares, actual Casa de América, es uno de los edificios más impresionantes de Madrid, tanto en su interior como exterior, con una localización privilegiada, en plena plaza de Cibeles. En la década de 1990 saltó a la fama por las supuestas apariciones fantasmagóricas y psicofonías que allí ocurrían. Durante un siglo se ha mezclado leyenda y realidad dificultando enormemente diferenciar entre ambas. Un día, Mateo de Murga, padre de José, futuro marqués de Linares, le dijo a su hijo:

  • Cuando llegue el momento de elegir a la que haya de ser tu esposa, hijo, no te guíes sino por el amor y tu gusto, porque para eso aportas tú todo lo que es necesario en esta vida. 
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Un día el hijo le confesó que estaba profundamente enamorado de una muchacha, eso sí, muy modesta. 

  • No importa nada su situación; siempre te he dicho que lo fundamental es el amor.
  • ¿Estás seguro de que la quieres? ¡Me das una gran alegría! ¿Quién es ella? 
  • Estoy seguro, padre, de que nunca querré tanto a otra mujer. Es la hija de la estanquera de la calle de Hortaleza.

La reacción del padre ante esta noticia fue drástica y decidió mandar a su hijo a Londres. Este estaba destrozado y empezó a pensar que a su padre sólo le importaban la posición nobiliaria y los blasones mucho más que la felicidad de su propio hijo. Al llegar a Londres recibió una triste noticia, su padre acababa de fallecer. Sorprendido y apenado, José decidió volver a Madrid. Nada más llegar buscó consuelo en los brazos de su amada.

Ambos decidieron seguir los impulsos del amor y decidieron casarse. José volvía a estar feliz tras este triste episodio, aunque no le duró mucho ya que al poco tiempo rebuscando entre los enseres de su padre encontró una carta. Mateo tenía pensado mandarla a su hijo una vez que este estuviera bien establecido en Londres, y la carta decía:

  • Te habrá sorprendido, querido hijo, mi reacción, después de haberte dicho tantas veces lo contrario, a la confesión de tu amor por la hija de la estanquera; pero es que esa muchacha es hija mía, es tu hermana…

Ante esta revelación José volvió a ver el abismo y se lo contó a su amada. El matrimonio decidió recurrir al papa León XIII, otorgando este una bula papal (ya sabemos que el dinero lo puede todo) que se tituló “Casti convivere”, es decir, que podían vivir juntos pero en castidad. Aunque habían conseguido esta “excepción” José no pudo soportarlo por mucho tiempo y acabó pegándose un tiro. Como estaba prohibido enterrar a los suicidas en terreno sagrado, se dice que el marqués fue enterrado en el jardín o en la capilla de su palacio. La marquesa quedó tan deprimida que acabó muriendo al poco tiempo de tristeza. Desde entonces los fantasmas de los marqueses vagan por las estancias del Palacio de Linares sorprendiendo a los incautos visitantes.


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