Paseando por la calle de Mesón de Paredes, una de las arterias principales del barrio de Lavapiés te puedes encontrar con numerosas corralas, de hecho es la calle con mayor número de este tipo de viviendas. Ha sobrevivido con el paso de los siglos y muchos locales también lo han hecho, como el caso del que hablamos hoy, la Taberna Antonio Sánchez.
Estamos ante la taberna más antigua de Madrid. Fue creada antes de febrero de 1787 ya que se hace mención del local en el “Diario Curioso, Erudito, Económico y Comercial”. En él mencionan que el local pasa a dedicarse al despacho de vinos, una práctica muy común y más en esta zona de tránsito de viajeros.
Gracias a la planimetría realizada en 1749 sabemos que el edificio actual sigue siendo el mismo y que el espacio ocupado por la taberna ha cambiado muy poco. Se desconoce la fecha concreta de su fundación, pudiendo ser anterior a la certificada. De lo que sí hay certeza es que desde 1787 lleva despachando vinos hasta la actualidad.
Desde su fundación fue un local muy modesto llegando a popularizarse durante el siglo XIX, momento en el que es frecuentado por tertulianos del mundo taurino e intelectuales de las artes y las letras. Muchos locales de este tipo se denominaban “Vinos” sin mayor ornamento, como el cercano Malacatín, para que no hubiera confusión de su objetivo comercial.


En 1884 el local lo compra Antonio Sánchez Ruiz, hijo de taberneros y decide colocar su nombre en la taberna. A su muerte su hijo, el torero Antonio Sánchez Ugarte, hereda la taberna y consigue popularizarla a niveles máximos, llegando a pasar por aquí personajes célebres como Sorolla, Pío Baroja, Cossío, Marañón Camba, y otros tantos. Incluso llegó a acoger la última exposición del afamado pintor Ignacio Zuloaga, del cual era gran amigo y alumno a su vez.
Si en su exterior conserva elementos de otros tiempos, en su interior ya es como viajar en una cápsula temporal. Nunca se ha renovado la decoración, por lo que tiene similitudes a un museo, llegando a destacar las maderas talladas, lámparas de gas, frescos con los rostros de toreros o los frisos. Aunque los verdaderos protagonistas son las cabezas de toros.
El escritor Antonio Díaz-Cañabate dedicó su libro “Historia de una taberna” a describir la historia del local, Camilo José Cela incluye la historia del local en su libro “Torerías” y Gloria Fuertes venía habitualmente a la taberna a escribir sus poesías y relatos.
Un comercio centenario vivo que refleja la historia y costumbres más castizas de Madrid. En mi visita guiada «Curiosidades y anécdotas: Lavapiés y el Rastro» conocemos este local y muchos otros durante nuestro recorrido.
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