A comienzos del siglo XX surgió en Madrid un proyecto urbanístico muy singular: la Colonia de la Prensa, un conjunto residencial de inspiración modernista pensado como lugar de descanso para periodistas y escritores pertenecientes a la cooperativa Los Cincuenta. El diseño fue obra del arquitecto Felipe Mario López Blanco, que lo planteó en 1905, aunque las obras no arrancaron hasta 1913. Ese mismo año, Alfonso XIII colocó la primera piedra, y hacia 1916 ya se encontraban terminados los primeros chalés.
El emplazamiento elegido fue el entonces municipio rural de Carabanchel —hoy integrado en el barrio de Puerta Bonita—, y se convirtió en la primera colonia construida al amparo de la Ley de Casas Baratas de 1911. El plan urbanístico respondía al concepto de ciudad-jardín: entre 40 y 65 pequeños chalés o “hotelitos” dotados de jardín propio y decorados con elementos modernistas y art déco, como rejas de hierro forjado, ladrillo visto, azulejería y molduras ornamentales.




Con el paso del tiempo, la fisonomía de la colonia cambió. Entre las décadas de 1950 y 1980 gran parte de las viviendas originales fueron sustituidas por edificaciones modernas, fruto de la especulación inmobiliaria. Aun así, todavía se conservan ejemplos destacados, y sobre todo, la entrada monumental con sus dos torreones modernistas, que en su origen servían de portería, parada de tranvía y locutorio telefónico, y que hoy son el emblema más reconocible del conjunto.
La historia de la colonia también estuvo marcada por la Guerra Civil, que ocasionó serios destrozos. Más tarde, tras la anexión de Carabanchel a Madrid y el aumento de población trabajadora, se demolieron muchos chalés para levantar bloques de pisos. Desde los años 80 comenzó un proceso de restauración parcial y, en 1997, la colonia fue declarada zona protegida dentro del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid. En 2003 se reformó su red viaria, consolidando su protección.




En la actualidad, la Colonia de la Prensa constituye un valioso testimonio del modernismo madrileño. Aúna memoria histórica, urbanismo innovador y el ideal cultural que la vio nacer a principios del siglo XX. Aunque transformada por el tiempo, aún conserva su esencia: un espacio verde y residencial cuya entrada monumental conecta la herencia intelectual de los periodistas que la impulsaron con la vida urbana del presente.
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