Durante el siglo XX se realizaron numerosas obras con un estilo más moderno para dejar atrás ese estilo tan provinciano que tenía la ciudad de Madrid.
Edificios como el Banco Hispanoamericano, el Hotel Ritz, el Edificio Meneses o el Palacio de Comunicaciones fueron construidos durante el mismo periodo que el edificio que vamos a conocer hoy, la Villa Fleta.

Situado en Arturo Soria, era un hotel construido por Mariano Belmás. Su primer propietario fue Francisco Amigó González, el cual vivió en la Villa durante sus primeros años hasta venderlo a Sotero Barrón, y finalmente este la vendió al tenor aragonés Miguel Fleta en 1924.
El conjunto de la finca englobaba un total de 5000 metros cuadrados con jardines. El edificio era de estilo neomudéjar, de ladrillo visto con jambas y dinteles que se pintaron de blanco. Su porche estaba sostenido por 4 columnas jónicas que englobaban la puerta principal y su azotea superior.

El comedor estaba situado en la parte trasera de complejo. Tenía forma de herradura, y la azotea sobre el mismo tenía una balaustrada de piedra artificial de color blanco.
Años después, el mismo Fleta remodeló el hotel a su gusto, eliminando la balaustrada original y las sustituyó por unas de hierro, el porche se transformó en un hall y el estilo neomudéjar desapareció para dar paso a un estilo español. En el lado derecho tenía un torreón con cubierta de madera y teja plana sobre la cual había un pararrayos.

A pesar de la remodelación, la Villa Fleta siguió siendo una de las mejores viviendas de la Ciudad Lineal.
Desgraciadamente, tras muchos años de abandono, fue derribada en 1985.

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