Hoy nos ocupamos de una de las calles más curiosas e importantes del barrio de Lavapies.
Esta zona era un terreno vacío lleno de olivares donde terminaba el vía crucis de la Villa. Este olivar se extendía hasta el santuario de la Virgen de Atocha, donde se encontraba un humilladero que contenía la imagen del famoso Cristo de la Oliva.

En 1564 unos judios azotaron, rompieron y quemaron esta imagen de Cristo, además de quemar por completo el humilladero. Al saber de esta noticia el rey Felipe II, mandó reconstruir la imagen con los trozos desperdigados.
Una vez que se reconstruyó con éxito la estatua, se llevo en procesión hasta la iglesia de Atocha, donde permaneció hasta que se construyó una nueva ermita (del Cristo del Olivar) en el paseo de la Infanta Isabel, actualmente frente a la calle de Alfonso XII.

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