En el corazón de Madrid, en el Centro Cultural El Águila, se abre una ventana que permite mirar de nuevo a una ciudad vibrante, luminosa y en plena transformación. La exposición Madrid Ícono Pop, 1964-1979 no es solo una muestra de fotografías y objetos: es un viaje a una época en la que la capital empezaba a reinventarse, a dejar atrás lo gris para abrazar un aire cosmopolita que la conectaba con el resto del mundo.
El gran protagonista de esta historia es Gianni Ferrari, un fotógrafo italiano que supo captar como pocos la esencia de ese Madrid que bullía entre la tradición y la modernidad. Sus imágenes, muchas de ellas inéditas hasta ahora, no retratan únicamente a celebridades y grandes nombres de la cultura, sino que también detienen el tiempo en gestos cotidianos, en momentos íntimos que hablan de cómo se vivía, de qué se soñaba y de qué se aspiraba en aquellos años. Entre sus instantáneas aparecen Audrey Hepburn, Brigitte Bardot, Lola Flores, Concha Velasco o Massiel, pero también escenas más discretas: bodas civiles, ensayos teatrales, fiestas privadas, paseos por la ciudad.


La exposición, sin embargo, va más allá de la fotografía. Entre sus salas conviven trajes de diseñadores como Balenciaga, Givenchy, Pucci o Pedro Rodríguez, con revistas, figurines, objetos de diseño y proyecciones audiovisuales que recrean la estética yeyé y pop que marcó a toda una generación. Es un mosaico en el que moda, cine y cultura popular se entrelazan para dibujar un retrato colectivo de la época.
El recorrido transmite la sensación de que Madrid estaba, por fin, encontrando su propio ritmo moderno. Los sesenta y setenta fueron décadas de apertura, de nuevas formas de consumo cultural, de calles en las que empezaban a asomar boutiques innovadoras, peinados atrevidos y prendas coloridas que hablaban el mismo idioma que Londres, París o Roma. En cada fotografía de Ferrari hay una luz distinta: la de una ciudad que aún conservaba sus códigos más castizos, pero que al mismo tiempo se permitía guiños internacionales, miradas nuevas y un glamour inesperado.


El montaje, comisariado por Esperanza García Claver, logra que el visitante no sienta que está ante un archivo polvoriento, sino frente a un Madrid vivo. Es imposible no detenerse frente a la mirada serena de Audrey Hepburn en un retrato íntimo, o en la naturalidad con que Lola Flores posa ante la cámara como si hablara directamente con quien la observa. Y es igualmente fascinante descubrir los detalles de la moda de la época: estampados psicodélicos, siluetas limpias, tejidos atrevidos que cuentan tanto como las crónicas de entonces.
La exposición puede visitarse en la Sala Cristóbal Portillo de El Águila hasta el 21 de septiembre de 2025, y la entrada es gratuita. Hay visitas guiadas para quienes quieran profundizar en la historia detrás de cada imagen y comprender mejor cómo este archivo rescata no solo rostros y escenas, sino también el pulso de una ciudad que se transformaba.
Al salir, la sensación que queda es la de haber asistido a un reencuentro. Porque Madrid Ícono Pop no es únicamente una mirada al pasado; es una invitación a reconocernos en ese Madrid que, entre luces de neón y costumbres que se iban quedando atrás, soñaba con ser moderno, plural y abierto al mundo.
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