A finales de noviembre de 1904, Madrid vivió la mayor nevada de su historia registrada. Durante varios días, una intensa tormenta de nieve cubrió la capital con espesores extraordinarios que paralizaron la ciudad y marcaron para siempre la memoria colectiva madrileña. Más de un siglo después, la gran nevada de Madrid de 1904 sigue siendo el referente histórico inevitable cada vez que el invierno vuelve a teñir de blanco las calles de la ciudad.