El Palacio de Liria, hogar predilecto de la Casa más poderosa de España

El Palacio de Liria está situado en la calle de la Princesa nº 20 y 22, y es la residencia madrileña de la Casa de Alba, que lleva viviendo aquí de manera consecutiva desde el siglo XVIII. Los Alba integran numerosos títulos nobiliarios, como los de Berwick, Híjar, Montoro, Carpio, Olivares, Lemos y Monterrey, entre muchos otros.

Felipe V, que había creado un ejército permanente, con oficiales profesionales, empezó a construir cuarteles en las ciudades para desterrar la costumbre de alojar a los soldados en las casas vecinales. El III duque de Berwick, Jacobo Fitz-James Stuart y Colón, casado con María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo, hermana del XII duque de Alba, poseía en Madrid unos extensos terrenos, en su mayor parte huertas,en lo que hoy sería la Plaza de España, más la zona entre las calles de la Princesa y de Alberto de Aguilera. En este lugar había comenzado a construirse el cuartel del Conde Duque, con Ventura Rodríguez como arquitecto y, junto a él proyecta la construcción del futuro palacio de Liria.

En 1760 el duque de Berwick encarga la construcción al arquitecto francés Guilbert, en el lugar en que ya existían unas anteriores construcciónes suyas y que tuvieron que ser demolidas. El duque se traslada a París para ser nombrado mariscal del ejército francés y delega en su hermano Pedro, marqués de San Leonardo, la supervisión de las obras. Ni el progreso de la construcción cumplía con los plazos ni los materiales empleados eran los previstos en la obra, por lo que Guilbert es sustituido por Ventura Rodríguez en 1773.

Ventura Rodríguez proyecta el palacio inspirándose en las fachadas del Palacio Real, donde había colaborado con el arquitecto italiano Sachetti. La planta es un cuadrilátero alargado y consta de un zócalo de granito hasta el piso principal, sobre el que van dos fachadas iguales, la principal que da a la entrada y la posterior a un parterre. En su eje se abre un cuerpo central con cuatro columnas dóricas, rematado por un ático con los escudos de los duques y una serie de pilastras con arquitabre, friso y cornisa marcan un ritmo vertical al resto de las fachadas.

Debido al gran número de proyectos que en esos momentos dirigía el arquitecto las obras del palacio duraron hasta 1779.

En 1802 fallece sin descendencia Cayetana, XIII duquesa de Alba y hereda el ducado el bisnieto de María Teresa Silva y Álvarez de Toledo, Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, VII duque de Berwick, duque de Liria y desde ese momento XIV duque de Alba. En ese momento era un niño de ocho años, pero con el tiempo se convertiría en uno de los mayores coleccionistas de arte, sobre todo antigüedades clásicas. De la Casa de Alba heredaría una gran colección de pinturas.

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Durante la Guerra Civil, el palacio de Liria sufrío un bombardeo, quizá por error, el 17 de noviembre de 1936, por parte de la aviación franquista, con lo que el interior del edificio quedó arrasado por el incendio, quedando solo en pie las fachadas. Los cuadros más valiosos se habían trasladado previamente a las cámaras acorazadas del Banco de España y a los sótanos de la embajada británica. Desaparecieron muchos muebles y objetos de arte y parte del Archivo y de la Biblioteca. No fue sólo el incendio, pues los sirvientes arrojaban los libros y objetos por las ventanas del jardín para salvarlos del fuego, sino la copiosa lluvia del día siguiente que acabó destruyendo gran parte de ellos.

Al finalizar la Guerra Civil, el duque de Alba, Jacobo María Fitz-James Stuart y Falcó, se traslada a Londres de embajador y desde allí encarga la reconstrucción del palacio de Liria al arquitecto inglés Edwin Lutyens. Éste envía los planos para rehacer el interior del palacio, que no va a coincidir con el anterior, pues no son iguales las necesidades actuales. Las fachadas se mantendrán íntegras y el interior debe adaptarse a ellas. En la planta baja estará la nueva Escalera de Honor, la Capilla, la Sala de Juntas y la Biblioteca. En el piso principal irán la zona de residencia y cuatro salones dedicados a Museo, donde se exponen las colecciones de arte de la Casa de Alba. Y en la planta segunda y ático se disponen los dormitorios de servicios y desvanes para almacenar muebles y enseres del palacio.

En 1956 se termina la reconstrucción y pasa a ser la residencia en Madrid de la Casa de Alba. El palacio es declarado Monumento Nacional en 1972 y en julio de 1976 se aprueba la Fundación Casa de Alba, dotada con los palacios de Liria en Madrid y de Monterrey en Salamanca, para asegurar el mantenimiento de los monumentos y colecciones artísticas.


Bibliografía consultada:


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