Es con toda certeza el hotel más antiguo de Madrid y uno de los más antiguos de toda España. Situado entre las calles Postas, San Cristobal y Marqués Viudo de Pontejos, este pintoresco hotel ha sufrido muchas modificaciones pero es un lugar que todavía conserva ese encanto que siempre ha poseido.
Nos tenemos que remontar a 1610, momento en el que Juan Posada decide fundar este hotel con un uso muy concreto, hospedar a los forasteros que venían a Madrid. Este era un lugar clave para las diligencias, en concreto y en este caso, la de las postas, de ahí el nombre de la calle.
Sería en 1796 cuando los hermanos Espino adquirieron el edificio y decidieron construir un edificio anexo a la calle de Postas. Francisco Álvarez Acevedo fue el encargado de las obras. Tenían un permiso que les permitía añadir 2 plantas más a la fachada del edificio. Para el desempeño de esta obra también estaba vigilando Juan de Villanueva, que en aquel momento era arquitecto municipal.
En 1892, con el fin de conmemorar el cuarto Centenario del Descubrimiento de América, se construyó un templete para ser colocado en la fachada, con un pequeño hueco donde se colocaría un reloj, aunque nunca se llegó a colocar.En total, había 150 habitaciones, siendo la de los balcones las más caras, pero no por las vistas, sino por la ventilación, ya que las interiores no tenían ningún medio de ventilación, más allá de abrir la puerta de la habitación y recibir un poco de aire del pasillo.
Entre todas estas habitaciones, había una, la 126 que tenía una puerta falsa, que no se observaba a simple vista y que permitía subir por unas escaleras a la habitación justo encima de esta. De este hecho se ha especulado muchísimo, aunque no hay ninguna versión que parezca verdadera, sino más bien simples leyendas.
José Gutiérrez Solana, Casta Esteban, la mujer de Becquer y Camilo José Cela son algunas de las figuras más importantes que alguna vez pasaron por este lugar.
El nombre de la Posada le viene del peine atado con una cuerda que había en los baños, episodio que parece que impresionó a más de uno.
En 1970 cierra la Posada debido a que su dueña falleció y se lo dejó a una institución religiosa, que decidió no hacerse cargo del edificio. La relojería Girod sería quien comprara el edificio, aunque de manera breve. De su presencia tenemos el reloj que se observa en la fachada que colocaron en el templete que se instaló en 1892, pero como dijimos estaba vacío.
No sería hasta 2004 cuando la empresa hotelera Hight Tech compraría el local y lo rehabilitó, acondicionándolo a los estándares actuales. Finalmente sólo 71 habitaciones quedaron en pie, aunque esta vez en perfectas condiciones, sobretodo de ventilación. Actualmente es el Hotel Petit Palace Posada del Peine****, un rincón maravilloso e histórico de Madrid.
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