Madrid Desaparecido: Plazuela de los Caños del Peral con su corral, fuentes y el Juego de la Pelota

La actual Plaza de Isabel II u Ópera como la llamamos comunmente posee uno de los restos arqueológicos más ricos de nuestra ciudad, los Caños del Peral. Muchos de vosotros sabreis perfectamente todo sobre estos caños, otros de pasada y otros lo desconocereis por completo. Pero primero, ¿que eran los Caños del Peral?

Bien, nos tenemos que trasladar al siglo XVI cuando el agua no llegaba de manera directa a nuestros hogares, sino que este líquido imprescindible se obtenía de aljibes o pilas instaladas en las plazas o junto a las puertas y murallas, es decir, lugares de paso común y frecuentado. Posteriormente en épocas más modernas, se sustituyeron estas pilas por unas fuentes públicas más preparadas, que son lo que podemos observar hoy en el interior del metro de Ópera. Los restos actuales constan de la Fuente de los Caños del Peral, el Acueducto de Amaniel y la Alcantarilla del Arenal.

• La fuente contaba con 6 caños y sus pilas de granito de La Cabrera, cuya agua provenía de las existentes en la plazuela de los Caños.
• El Acueducto de Amaniel fue construido durante el XVII y provenía en la actual zona de la Dehesa de la Villa y se encargaba de surtir agua al Palacio Real.
• La Alcantarilla del Arenal se encargaba de limpiar las aguas sucias, por lo que desembocaba en el arroyo de Leganitos, actualmente la Cuesta de San Vicente.

La construcción de los caños no se conoce con certeza, pero se sabe que tuvo que ser posterior a 1569, ya que se realizaron unas reformas en las cercanas fuentes, según un diseño perdido de Juan Bautista de Toledo. Los lavaderos de los caños fueron arrendados por el Ayuntamiento desde el año 1600. Posteriormente en 1705 se ampliaron las instalaciones con una serie de cuartos y viviendas para los encargados de arrendar. Finalmente estos lavaderos desaparecieron en 1738.

Las fuentes de los Caños del Peral aparecieron en el verano de 1991 durante las obras de reforma de la estación de Metro de Ópera. Medían 25 metros de longitud y se conservaban a la perfección. Se averiguó que se conservaron tan bien debido a que al construirse en el siglo XIX la plaza de Isabel II, se soterraron y así se pudieron conservar. Desde la calle de la Escalinata, bajando sus escaleras, se puede observar, mirando hacia la plaza, como está elevada sobre el nivel «normal» del terreno, ya que esta plaza tenía un nivel mucho más bajo, precisamente poseía el de los actuales Caños. Concretamente se elevó el terreno unos 8 metros, sobre el nivel anterior. De hecho, para acceder a la primitiva Plaza de los Caños del Peral, era necesario cruzar un pequeño puente que nacía desde la calle Arenal, esquina con Costanilla de los Ángeles.

Desde 2011 se adaptó a los restos arqueológicos, una zona acristalada y una sala de museo, con algunos datos y un audiovisual para acercar su historia a la ciudadanía. Concretamente se integró en el programa de museos de Metro Madrid, junto con la Nave de Motores de Pacífico y la antigua estación de Chamberí.

Pero no solamente estos Caños estaban en dicha plaza, sino que había un corral. Este estaba ajardinado y vallado. Pertenecía a los propios Caños. Desde el Plano de Teixeira se puede observar perfectamente su forma rectangular, destacando debido a que el resto de manzanas eran de una forma no precisamente tan regular como este corral. Tambien se puede ver como en su parte superior derecha, había un muro de contención, lo que nos da una idea de como era el desnivel de esta plaza primitiva. Este corral desapareció en 1704, cuando unos comediantes italianos (los Trufaldines) destinaron este espacio para actuaciones al aire libre, con tanto éxito que dió lugar posteriormente a la construcción del Teatro de los Caños del Peral (del que hablaremos algún día) y que fue sustituido en 1850 por el actual Teatro Real, debido a que se «hundía», literalmente, debido a la mala calidad de los terrenos, ya que eran muy húmedos debido a los numerosos arroyos que había por el lugar.

Finalmente, el Juego de la Pelota, que para muchos de los que os acercais a la historia de Madrid y su material gráfico será algo que probablemente conozcais o al menos os suene, fue una parada obligada en esta Plaza de los Caños del Peral. Ya existían otros Juegos de la Pelota, como en el Retiro u otros lugares más célebres que este, pero el de los Caños es importante, ya que sólo estaba formado por una pared trasera a unas viviendas, en las que rebotaban la pelota. Sería como una especie de pelota vasca o frontón actual. Este juego de la pelota pertenecía a Bartolomé de Santoyo, ayuda de cámara del rey, en el siglo XVI. Por desgracia no se aprecia en el mapa como debería, ya que tenemos el otro lado de dicha pared. En esta zona se especula que estaba la Puerta de Valnadú, justamente en una especie de pasadizo a la izquierda que conectaba con la Casa del Tesoro e incluso con la famosa Torre de Alzapierna o Gaona, esta situada la derecha, más próxima a las fuentes. Todo esto siguen siendo especulaciones pero ahí están dichas teorías.

Como detalle final, lo que observamos en la superficie es una imitación de una de las fuentes de los Caños, de estilo renacentista, con una inscripción que menciona todo esto. También hay una fuente con un agua que particularmente me gusta degustar cuando paso por esta zona y un detalle que suele escaparse. Si observamos el suelo en la zona cercana al caño de imitación, veremos una serie de lineas negras en las baldosas que hay por esa zona de la plaza. Si, imitan el recorrido de las fuentes de los Caños.

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